La carrera de Bonaventura Ibáñez se inició en Barcelona como intérprete de pantomima y se prolongó durante la Edad de Oro del cine mudo, fundamentalmente en Italia. Con más de ochenta títulos en su haber, participó en el rodaje de películas tan significativas como Cabiria (1914) de Pastrone, El Puente de los Suspiros (1921) de Gaido, Los novios (1922) de Bonard o Cyrano de Bergerac (1923) de Genina. También formó parte del elenco de proyectos cinematográficos como Romola (1925) de King, La batalla contra Berlin (1925) de Reichmann, Monte Cristo (1929) de Fescourt. Sin embargo,tras intervenir en algunos de sus balbuceos  —Miss Europa (1930) de Genina o El amor solfeando (1930) de Florey, entre otras películas—, no pudo superar la crisis provocada por la aparición del cine sonoro. Ni siquiera su papel de marqués en La edad de oro (1930) de Buñuel le ha proporcionado el lugar que merece en la historia de cine.